Más de mil participantes reflexionan en Webinar sobre la condición del espectro autista
La instancia virtual forma parte de las acciones de acompañamiento realizadas por el Plan de Apoyo Integral (Inclusión y Accesibilidad Universal) en alianza con la Unidad de Gestión Integrada de las Pedagogías (UGIP) y la Oficina de Seguimiento de Egresados (OSE) de la Universidad de La Serena.
Lograr realizar un tránsito hacia una escuela inclusiva es uno de los desafíos más importantes que tienen actualmente las instituciones de educación y profesionales del país. Distintas medidas y normativas se han conseguido en la búsqueda de una educación de calidad y equitativa para todos, pero aún falta un largo camino por recorrer.
En este sentido, la psicóloga, Mg. Arlett Krausse, profundizó sobre diversas responsabilidades y desafíos que tienen los actores claves que integran el sistema educativo, al momento de interactuar con sus estudiantes, en particular con aquellos que poseen la Condición del Espectro Autista (CEA) o también conocido como Trastorno del Espectro Autista (TEA).
“El CEA no es una enfermedad, sino que es una condición del neurodesarrollo que evoluciona en el transcurso de la vida, por tanto, es de suma importancia el diagnóstico oportuno y precoz, la calidad de intervención interdisciplinaria y la calidad de los procesos educativos que pueda tener el niño/a, adolescente o adulto”, expresó la profesional.
Para que una persona presente la condición, deben manifestarse características que apunten hacia una dificultad para comunicarse e interactuar socialmente, y patrones repetitivos de conductas. En esta instancia juega un rol fundamental la evaluación clínica que se realice a dicha persona, pues será la que determinará los distintos contextos de desarrollo de la persona y las deficiencias observadas que den certeza de un diagnóstico CEA.
En ese sentido, la relatora se refirió a que las personas con condición TEA presentan una discapacidad de la cognición social, donde tienen dificultades para comprender a los demás, así mismos y a la información de su entorno. Ello implicaría un obstáculo para entender situaciones sociales, sentimientos y pensamientos de otras personas.
“El CEA o TEA ha ido en un aumento importante, y se ha consensuado con la Organización Mundial de la Salud una prevalencia de que un 1% de la población tendría CEA. Desde los años 70 se planteaba que había 1 de cada 5 mil personas con esta condición, las cifras actuales nos hablan de 1 cada 60 personas. Lo que se ha visto es que mientras más temprano sea el diagnóstico, más fácil es el intervenir en el patrón de desarrollo y, por lo tanto, la trayectoria evolutiva tendrá mejores proyecciones. En ese sentido, las pesquisas que haga el sistema de salud o educativo entre los 4 y 5 años, son tremendamente relevantes porque nos van a permitir iniciar una intervención oportuna” explicó la Mg. Krausse.
La relevancia de un cambio de paradigma
La psicóloga enfatizó que actualmente la educación chilena y del mundo está dominada por un paradigma que habla de lo bueno y malo; lo sano y lo enfermo, lo normal o anormal; donde se suele hablar de una necesidad educativa especial, poniendo el foco en que es la persona quien posee la dificultad y por tanto, es quien debe adaptarse.
“La invitación que hacemos es en cambiar este paradigma y a empezar a mirarnos desde una necesidad de apoyo; hay que erradicar esa herencia de las necesidades educativas especiales. Miremos todo lo potencial que tiene una persona, porque esto nos permite generar desarrollo (…) no podemos trabajar en inclusión si no logramos la mayor autonomía de esa persona, si no logramos que la persona pueda acceder en igualdad de condiciones al currículo y espacios universitarios; tenemos que eliminar las barreras, porque éstas no la tiene la persona, sino que las tiene el entorno”, enfatizó.
En ese sentido, la profesional agregó que “cuando se habla de diversidad, implica que todas las personas son distintas, en sus afectos, emociones, motivaciones y personalidades. No obstante, todas las personas tienen igualdad en sus derechos y oportunidades (…) La inclusión pasa a ser un eje fundamental en el derecho de acceso a una educación de calidad para todos y todas, y evidentemente una educación inclusiva que permita que todos quienes integran esa comunidades desarrollen y valoren positivamente la diversidad. La discapacidad y diversidad hay que asumirlas como un desafío y una oportunidad de enriquecimiento de todos, como padres y profesionales”.
Hacia una Escuela Inclusiva: eliminando las barreras del entorno
De acuerdo a lo señalado por la expositora, hablar de una escuela inclusiva se refiere a un espacio educativo donde todos los estudiantes puedan participar de forma equitativa. “Hay una mala concepción del concepto barrera, pues hay muchos que piensan que se refiere a dificultad que tiene el niño y no lo es; la barrera es la interacción con un entorno o un currículo poco flexible. El estudiante no es la barrera, sino su entorno (…) Cuando hablamos de eliminar barreras, hablamos de mirarnos a nosotros y de mirar nuestros currículos y metodologías”.
Al respecto, mencionó que los profesores deben establecer un lenguaje sencillo en sus clases, donde entreguen instrucciones pertinentes y hagan uso de apoyos visuales y de las tecnologías. Esto no ayudará tan sólo en los procesos de enseñanza de los estudiantes con CEA, sino también beneficiará a todos los que estén presentes en el aula.
En particular, la psicóloga también releva lo importante que es poseer espacios donde los estudiantes CEA puedan recurrir en caso de estrés o descompensación. Además, los profesionales que trabajan en dichas instituciones, deben estar capacitados y estar al tanto de los protocolos a seguir en estas situaciones.
“El gran desafío que tiene el docente es poder entregar una educación de calidad para todos sus estudiantes, y eso significa perfeccionarse y cambiar los paradigmas para trabajar en contextos de diversidad. También es importante el rol de las familias, y la articulación que debe existir entre los programas de integración de los colegios y los equipos de apoyo de las universidades. Debemos trabajar en conjunto”, enfatizó Arlett.
La actividad tuvo una gran convocatoria, entre ellos profesionales de la educación, estudiantes de pregrado y familias que tienen hijos con TEA quienes tuvieron la oportunidad de resolver sus inquietudes y acceder a una mirada de lo que es la inclusión en los espacios de formación y los desafíos que quedan por lograr en el sistema educativo.
Escrito por Daniela Ledezma, Plan de Apoyo Integral